(1767 - 1832)
Los empresarios de las diversas ramas de la Industria tienen la costumbre de decir que la dificultad no radica en producir, sino en vender; que siempre se producirían bastantes mercancías, si se pudiera encontrar con facilidad su Venta. Cuando la colocación de sus productos es lenta, difícil, poco ventajosa, dicen que el Dinero está escaso; el objeto de sus deseos es un Consumo Activo que multiplique las ventas y mantenga el precio. Pero si se les pregunta qué circunstancias, qué causas son favorables a la colocación de sus productos, advertimos que la mayoría tiene ideas confusas a ese respecto, observa mal los hechos y los explica aún más mal, considera constante lo que es dudoso, desea lo que es directamente contrario a sus intereses, y pretende obtener de la autoridad una protección fecunda a sus malos resultados.
Tratado de Economía Política, 1803
Pensamiento económico de Jean Baptiste Say
Probablemente la mayoría de los economistas actuales dirá que lo que dice la ley de Say es que "cada Oferta crea su propia Demanda", aunque también es probable que sean pocos los que conozcan quién fue su autor.
Say fue fundador, junto a Adam Smith, Thomas Robert Malthus y David Ricardo, de la Escuela Clásica de pensamiento económico.
El economista francés Jean-Baptiste Say nació en Lyon en el seno de una familia hugonote de mercaderes textiles.
A lo largo de su vida residió en diversos lugares, donde pudo conocer las discusiones intelectuales que se estaban desarrollando en los países europeos. Pasó sus primeros años en Génova, luego en Londres y, finalmente, regresó a París como empleado de una compañía de seguros de vida.
Say fue un seguidor de las ideas de Adam Smith y defendió la economía de Mercado. De hecho, podemos considerar a este Empresario de origen protestante como el primer profesor de economía política de la Europa continental y el gran divulgador, fuera de Gran Bretaña, de las ideas liberales de la Escuela Clásica. Pero Say no sólo propagó las ideas de sus predecesores, sino que aportó las suyas propias.
No todo fue tan fácil para Say. En su vida tuvo difíciles contratiempos. Famosa fue, por ejemplo, la polémica con Napoleón cuando éste le negó la licencia para publicar la segunda edición de su Tratado de economía política, a menos que cambiase cierto capítulo. Say, que se caracterizaba por su independencia y Liberalismo, se negó y la edición quedó anulada. Say tuvo que abandonar París por un período de varios años y empezar una nueva carrera como fabricante. Tras su regreso a París, se publicó por fin una segunda edición de la obra en 1814 que fue seguida, aún en vida del autor, por otras tres ediciones, así como también por sendas traducciones al inglés, italiano y español.
ean-Baptiste Say murió en 1832, pero las huellas de su influencia son perceptibles en todas las subsiguientes escuelas de la economía política. La sola discusión de si se cumplía la Ley de Say se sostuvo, a lo menos, un siglo en el campo de la economía.