Su entrada a la teoría económica fue por una situación casual. En 1799, con 27 años, mientras pasaba una temporada en un centro termal, se encontró con una copia de La riqueza de las naciones, de Adam Smith. La lectura de este libro lo impactó y lo convirtió, como muchos otros en aquel Tiempo, en un convencido seguidor de Smith.
Su formación económica fue autodidacta y tardía, y se remitió principalmente a la lectura de la obra fundamental de Smith. A partir de entonces, Ricardo, junto a su actividad comercial, escribió en forma permanente artículos económicos en la prensa inglesa. Años más tarde, cuando ya estaba retirado de sus actividades profesionales, sus amigos lo animaron a escribir un libro para formalizar su concepción económica. Fue así como surgió su gran obra, Principios de economía política y Tributación (1817), un libro relativamente breve, aunque complejo de leer, que contiene probablemente la formulación más sistemática y coherente de todo el pensamiento económico clásico.
La principal característica del sistema analítico de Ricardo es que generaba conclusiones fundamentales basadas en pocos principios básicos.
David Ricardo fue capaz de llevar a plenitud el cuerpo doctrinal de la economía clásica. Así, por ejemplo, fue un convencido del Laissez Faire.
En general, este autor fue esencialmente un pensador práctico, ya que ante todo se caracterizó por ser un hombre de negocios. Su aporte teórico siempre hizo referencia al mundo de su época, el que conocía muy Bien. A diferencia de A. Smith, en cuyos trabajos se apoyó, Ricardo se ocupó sólo en segunda instancia de averiguar las causas del Crecimiento Económico del país.
David Ricardo desarrolló su teoría del Comercio Internacional, estableciendo de forma explícita, que a un país le conviene concentrarse en elaborar aquellas mercancías en las que tiene Ventajas Comparativas.
Con esta teoría argumentó de manera convincente a favor del librecambismo y propició la abolición de las "Corn Laws" (Leyes de granos) británicas. Estas disposiciones buscaban proteger la agricultura nacional inglesa contra las Importaciones extranjeras de grano. Según Ricardo, este mecanismo proteccionista contribuía a enriquecer a los terratenientes -quienes dominaban el Parlamento y la vida política- a costa del bienestar del país.
Toda la teoría de David Ricardo se cimenta en la "ley de los rendimientos decrecientes". Esta ley, establecida por Malthus, dice que en la medida que se intensifica la mano de obra o el Capital, su rendimiento va siendo cada vez menor. En este panorama ricardiano, la razón humana sólo podía adoptar una postura pasiva: adaptarse a las exigencias de esa ley.
De los rendimientos decrecientes se deriva una de las principales y más controvertidas teorías de este autor. Ricardo planteó lo que para él era una gran paradoja: la consecuencia del crecimiento económico es que se irían reduciendo los márgenes de Ganancia de las empresas, hasta llegar a ser prácticamente cero. Aquí se produciría el fin del Crecimiento y se llegaría a un Estado estacionario. Por lo tanto, tarde o temprano, el crecimiento económico terminaría debido a la Escasez de Recursos Naturales.
La paradoja era que el resultado del Crecimiento Económico a la larga sería el estancamiento. Este planteamiento tuvo una gran trascendencia para la historia, principalmente porque Karl Marx lo hizo suyo y lo convirtió en un pilar para demostrar por qué el Capitalismo se terminaría autodestruyendo.
Otra idea novedosa de Ricardo fue su teoría del Valor, que se conoce como la "teoría del valor- Trabajo". El resultado de su análisis concluyó que los Precios relativos de la gran mayoría de los Bienes se determinan por la cantidad de Trabajo utilizado en su producción, y no por su Escasez o por la Utilidad que el Bien reporta. Ésta fue una gran contribución a la economía, y generó discusión por muchos años.